sábado, 14 de julio de 2012

SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN (Parte 1 de 5)

INTRODUCCIÓN.

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. (Declaración Universal de Derechos Humanos – Artículo 19).[1]

Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier procedimiento de su elección”. (Pacto internacional de derechos civiles y políticos de la Organización de las Naciones Unidas – Artículo 19 numeral 2).[2]

Al hablar de libertad de prensa, nos estamos refiriendo, implícitamente, a la libertad de expresión, la cual es inherente al ser humano y por la que lucha cuando siente amenazada su libertad y necesidad de expresarse libremente. La libertad de prensa también es también llamada libertad de imprenta, implica también la libertad de comunicación por otros medios: radio, cine, teléfono, televisión, internet.

Es por eso que podemos ver, a través de la historia, los diferentes movimientos que surgieron para lograr la libertad de prensa, la cual ha estado prohibida en diferentes épocas y pueblos y, lamentablemente, hasta hoy se sigue manifestando la censura proveniente del poder de dictadores, de gobiernos totalitarios que quieren elegir –por sus propios intereses- qué es lo que debe llegar al conocimiento del pueblo y qué es lo que pueden o no expresar.

A continuación, expondré un panorama de la libertad de prensa en la historia, así como su lucha para sobreponerse a las censuras y represiones que ha ido encontrando conforme se desarrollaba el periodismo.

LIBERTAD Y CENSURA, UNA LUCHA QUE PERDURA.

Desde las civilizaciones antiguas ha estado presente el espíritu de censura y control por parte de los gobernantes o líderes sobre aquello que debería ser informado al pueblo. Se dio en los antiguos imperios de Egipto, Asiria, Grecia, Roma, luego durante la Edad Media, en la que los señores feudales se erigían como los censores.

En cada caso, esa censura originó la aparición de documentos clandestinos que hacían las veces de medios de comunicación, llevando en una u otra manera las ideas que no podían hacerse públicas, demostrando que aún, cuando la censura fuese tan radical que pudiera costar la vida, el pensamiento del ser humano y su deseo de expresarse con libertad siempre estarían presentes.
Esa es una constante que se ha dado desde las civilizaciones antiguas, ha perdurado en el paso de los siglos y se mantiene aún en nuestros días y, para comprobarlo, sólo tenemos que mirar hacia regímenes comunistas, totalitarios y dictatoriales para encontrar represión a las libertades de expresión y de prensa ante las cuales el ser humano sigue oponiendo resistencia y diferentes organizaciones internacionales denuncian esos abusos contra la prensa.

Los movimientos en pro de la libertad tuvieron su origen en un episodio ocurrido mucho antes de la famosa Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano que se dio en la Revolución Francesa, el año 1789. Me refiero al famoso discurso que dirigió John Milton al Parlamento de Inglaterra en 1644 y fue conocido como Areopagítica.

Dicho discurso ha sido considerado como la primera declaración en defensa de la libertad de prensa; sin embargo lo que John Milton defendió fue la libertad de expresión y de pensamiento, ya que para él la libertad es lo único absolutamente necesario para el hombre[3]. Su discurso se centra en la autonomía del ser humano y el uso de su razón, mediante la cual pone en práctica su elección. Veamos algunos extractos:

(…) tanto el amor por la verdad que profesáis como la rectitud e imparcialidad de vuestros juicios deberían llevaros a revisar el Decreto mediante el cual habéis ordenado la regulación de la impresión, estipulando que no ha de imprimirse libro, folleto o papel que no haya recibido permiso previo de parte de al menos una de las personas nombradas para estos efectos[4].

Cuando un hombre le escribe al mundo, recurre a toda su razón y discernimiento para que lo ayuden; busca, medita, trabaja y posiblemente consulta y dialoga con sus amigos juiciosos; después de todo esto, se considera lo debidamente informado con respecto a lo que escribe y con respecto a lo que han  escrito otros antes que él. (…) tiene que llevar el resultado de sus esfuerzos y desvelos a un emisor de permisos de impresión (…) si, en el caso de no ser rechazado, tiene que aceptar que su nombre aparezca junto con el de su guardián, y que la firma de su censor en la contratapa de su obra sea lo que garantiza… (…) no puede considerarse todo esto sino como un acto de deshonor y un desprecio al autor, al libro, al privilegio y a la dignidad del saber.[5]

Podremos volver a ser ignorantes, brutos, convencionales y serviles, tal como vosotros nos encontrasteis; pero entonces vosotros tendríais que transformaros en algo que no podéis ser, opresivos, arbitrarios y tiránicos, como eran aquellos de quienes nos habéis liberado. (…) ¡Dadme la libertad de saber, de hablar y de disentir libremente según los dictámenes de mi conciencia! (…)[6]

Ahí está incluida la libertad de prensa que Milton defiende en relación a la publicación de libros, pero que en el contexto del discurso se aplica a la información que se comunica a otros, a la sociedad y esa libertad de prensa, que genera opinión y diversidad de opiniones, viene a convertirse en un gran aliado para el desarrollo de los pueblos.

La influencia de la Areopagítica permaneció en el tiempo no sólo para Europa, sino que su influencia en la libertad de prensa llegó a América, siendo los Estados Unidos los encargados de propagar esa influencia.


[1] Declaración Universal de Derechos Humanos.
[2] PERLA Anaya, José, Derechos y Deberes del Comunicador Peruano, Pontificia Universidad Católica del Perú, fondo Editorial, Lima, 2001
[3] MIRANDA, Carlos E., John Milton y la libertad de prensa, Estudio Público – Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, Santiago de Chile, 1989. http://www.cepchile.cl/dms/archivo_1217_92/rev33_mianda.pdf  p.2
[4] Ibid, p.7
[5] Ibid, p.15
[6] Ibid, p.19

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