sábado, 14 de julio de 2012

SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN (Parte 3 de 5)

LA PRENSA ANTES DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA.

Si bien es cierto que, con la invención de la imprenta, la impresión y venta de libros tuvo su apogeo, es también cierto el desarrollo de la prensa en diferentes ciudades de Europa con la aparición de las gacetas (gazette), siendo las más populares en esos años: La Gazette, Le Journal des Savants y Le Mercure Galant, editadas en el siglo XVII en Francia.

Fue tal su popularidad que influencio la aparición de otras gacetas, como la Gaceta de Madrid, aparecida en 1661.

Podemos ver que, a pesar del control absolutista, hubo cierta libertad de prensa, condicionada por los gobiernos. Sin embargo, creo que no podemos llamar a esas condiciones “libertad de prensa”, porque me parece que podemos caer en un conformismo ante el recorte de una libertad fundamental. Aceptar esa situación como libertad de prensa equivale a volverse permisivo contra aquello que atenta y menoscaba una de las más importantes libertades del ser humano.

Tal vez ese haya sido uno de los factores que ha alentado, durante los siglos, las continuas represiones en contra de las libertades de expresión y prensa, que a su vez ha ido originando diferentes manifestaciones para recuperar nuevamente las libertades confiscadas.

Debemos recordar el alto índice de analfabetismo existente en Europa, principalmente entre las clases populares que eran la mayoría, pero que, gracias a la imprenta, empezó a incrementarse el alfabetismo.

En Inglaterra, país en donde John Milton diera el discurso de la Areopagítica, fue precisamente en donde la prensa tuvo un mejor desarrollo, incluyendo una mejor calidad si era comparado con las gezettes del resto de Europa. Y fue, precisamente, en ese país que en 1702 entró en circulación el Daily Courrant considerado el primer periódico de publicación diaria en Inglaterra. Tuvo, en sus inicios, una sola hoja escrita a dos columnas. Sólo unos años antes del estallido de la Revolución Francesa, apareció The Times, el cual sigue vigente hasta nuestros días.

El desarrollo de la prensa en Inglaterra no estuvo exento de algunas medidas que regularon las publicaciones como la Licencing Act y el Stamp Act, que si bien no aparecían como censores del material que publicaban los editores, sí ejercían cierto control. En el caso del Stamp Act, resultaba una limitación para las publicaciones al poner un impuesto por hoja, lo cual encarecía la edición y venta. Esto,  en forma de impuesto, no sólo resultaba en un acto de discriminación en contra de los editores de menos recursos, sino que se constituía en una forma de recortar la libertad de prensa.

En el caso de España, la alta tasa de analfabetismo en los siglos XVIII era parte de su realidad. Al respecto, Natalia Bernabeu escribe: “Teniendo en cuenta que en esta época el 80 % de la población era analfabeta, los lectores de "papeles periódicos" eran una minoría ilustrada compuesta por nobles y clérigos, miembros de la burocracia real, oficiales del Ejército y algunos sectores de la clase media como médicos, abogados, profesores y comerciantes”.[1]

Si bien el desarrollo de la prensa en España resultó inferior –en esos años– inferior al alcanzado en países como Francia e Inglaterra, tuvo buenos exponentes en el campo de la prensa económica y literaria, como lo fueron las publicaciones El semanario económico y El diario de los literatos, aparecidos en la segunda mitad del siglo XVIII. Luego vendría la etapa de la decadencia y con ella la censura, propiciada por los hechos de la Revolución francesa que causaron temores dentro de la realeza española. Acerca de esta situación la profesora Bernabeu escribe: “La muerte de la familia real francesa provocó el recrudecimiento de la censura y la suspensión temporal de la prensa: El rey Carlos IV prohibió la publicación de todos los papeles periódicos, excepto los oficiales, el 24 de febrero de 1791”.[2]

En la censura impuesta por Carlos IV se refleja la necesidad de querer mantener el poder. Ante los acontecimientos de la revolución en el vecino país y, considerando el alto índice de analfabetismo, adopta esa medida a fin de mantener al pueblo alejado de esas ideas que produjeron los acontecimientos revolucionarios y, en las que el pueblo francés se rebeló por situaciones que su monarquía también venía imponiendo al pueblo español.

Esto nos muestra una vez más que la censura usada por el poder de los que gobiernan, tiene solamente a mantener apartada de la realidad, de poder recibir información y comunicarse, a toda una sociedad que, en el fondo, es quien sostiene y es quien se debe un gobernante.



[2] Ibíd.

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